20.2.09

[ gomas X gomas = amor ]

La ecuación que titula esta publicación no es más que una representación gráfica y hasta lógica (formalmente), que expresa con extremado acierto una situación de la vida real. Hasta aquí la explicación inicial e introductoria del título, pero seguramente señor/a lector/a, su velocidad reflexiva y curiosidad extrema (sepa disculparme si se siente agraviado porque lo estoy insultando diplomáticamente, para no decirle "chusmeta apresurado") lo llenan de ansiedad por saber de qué diablos hablaré subsiguientemente. Pues sepa por adelantado que le haré perder el tiempo con el desarrollo de esta fórmula, porque luego de comprendida, usted dirá con razón (o por alcahuete nomás, lo cual también es apreciado, eh!) que esto no es nada novedoso...

¡Vayamos al "grano"! (pero no a esos que tienen pus, porque me dan mucho asco y quiero imaginar que a usted también! Sino al grano del choclo que suena más atractivo si pensamos en que es un potencial POP CORN).

Primeramente lo invito a desmenuzar los términos: gomas (1), gomas (2), y amor.
gomas (1): [término rioplatense, que suele ser proferido por sujetos machos en contextos informales] dícese de las mamas que pertenecen al organismo del mamífero humano femenino, categorizadas como caracteres sexuales secundarios que permiten diferenciar fenotípicamente a la mujer del varón (¡Cuidado! esta es una definición biológica y no incluye las excepciones artificiales y "sorpresivas").
gomas (2): forma vulgar y cotidiana de llamar a las ruedas de los vehículos. En algunos casos, se puede extender la acepción "gomas" al vehículo mismo.
amor: (ya sé que es una marca también, pero no me refiero a eso) sentimiento experimentado correlativamente (si es que tienen suerte) entre dos sujetos relacionado a la pasión, cariño y demás deseos (entre los que también se incluyen los carnosos). Más precisamente, se trata de una inclinación de afecto hacia otro ser.

Ok! Ahora apliquemos la mayéutica socrática. Tenemos las ideas básicas expuestas. Con ellas, lo invito a analizar los siguientes episodios del mundo terrenal, y saque sus conclusiones:

Episodio 1
Hombre al volante de un Fusca, mejor dicho con una mano al volante y la otra apoyada en la ventanilla del auto, exhibiendo su brazo y reloj berreta. Toca bocina cuando la ve caminando sobre la acera, y le grita: ¡Qué gomas, Maaaaamitaaa! (alargando el sonido de las vocales de la última palabra). Ella que lo mira (a él o a su auto) por encima del hombro y deja caer sus párpados con arrogancia demostrándole indiferencia...

Episodio 2
La misma chica sigue caminando y al llegar al semáforo, un muchacho que poco se divisa a causa de los vidrios polarizados, le propina un juego de luces mientras ella cruza y se escucha bajito: "¿son tuyas?"... Ella mira en dirección al coche y muestra sus dientes blancos como para un momento kodak, e inmediatamente repara la extroversión agachando la cabeza pero sin dejar de lucir la sonrisa...

Episodio 3
Faltan 10 minutos para que termine la clase y ella (que no es la misma que la de los episodios anteriores) se apresura en guardar todo en su cartera. "Chau, Lu! Me voy porque Felipe me vino a buscar...". ¡Así como lo dijo, se fue! No me dio tiempo a decirle que al otro día teníamos que ir a comprarle el regalo a otra amiga...

Episodio 4 (y de hace apenas unas horitas nomás)
Bajamos las escaleras de la escuela, mientras me cuenta que la pasa a buscar su novio (nadie lo dijo, pero se sobreentendía que como siempre, lo haría a pié). Llegamos a la vereda y lo ve en un auto azul recién encerado... Ella lo besa y le dice: "¡¡¡¿¿¿Y este auto?!!!". Él responde: "hoy me lo entregaron. Era una sorpresa". Ella se queda totalmente shockeada y sonríe de par en par sin decir palabra alguna... Lo mira y lo mira (¡Al auto, porsupuesto!). Está feliz, se le nota. El amor fluye en más de una dirección, créanme. Ellos y ella. (...........................) Yo: "Bueno, que lo disfruten... chau" y me fui a la parada del bus, reflexionando acerca del intercambio de gomas.

Sin dudas, hay una relación de GOMAS por GOMAS que resulta en AMOR.

[Cierre del episodio 4] De todas formas, no se preocupen por mi sentir. Por excedida casualidad, camino a la parada abrí mi bolso y encontré un paquete de GOMITAS :) , las viejas y queridas YummY's, que una vez más le concedieron placer a mi sentido del gusto.


Publicación dedicada especialmente a mis amigas, las gomeras de alma. Por mi seguridad física, no revelaré el nombre de las protagonistas de ninguno de los episodios.

16.2.09

Sala deSespera

Asoc. Española. Dra. Miralles. Viernes 13 de 9.30 a 12.30. Número 6.

[Miro el reloj: 9:23]

Al llegar me percaté de que estaban todos los actores en escena. Solamente faltaba yo en esa sala. Había un asiento libre para mí, que estaba ubicado entre una señora de unos cincuenta y pico y un señor de unos cuarenta aproximadamente con una niña en su falda, que estimo sería su hija. (¡Ufaaa... Los asientos del medio siempre son los últimos en ocuparse!)

Antes de sentarme entregué la orden (ticket, número, o como se llame) en ventanilla. La enfermera me dijo algo con un tono de voz aburrido y apresurado que no me permitió entender claramente en ese momento, pero diez minutos más tarde me dí cuenta que lo repetía a todas las personas que llegaban sucesivamente: "Tome asiento que será llamado cuando sea su turno".

Al girar sentí como las luces del escenario me encandilaban. Al ubicarme en la silla empecé a sentirme observado por el resto de actores y en respuesta a eso también empecé a hacer una toma filmográfica con mis ojos, haciéndole un primer plano a cada uno de los presentes. (¡Había que marcar territorio!) Serían unas nueve personas al principio y después fueron apareciendo más. Mientras registraba cada uno de esos rostros, pensaba: "¿esa por qué vendrá?", "ese abuelito seguro que viene a que le repitan la medicación", "este de al lado traerá a la hija a hacerle un control y la madre estará trabajando", "paaa! ¡qué crecimiento esas raíces, nena!"... No sé, pero desperdicié unos minutos en todas esas boludeces que a uno se le ocurren en una sala de espera.

Cuando terminé de grabar sus perfiles y ellos de analizarme colectivamente, supe que tenía que ponerme a hacer algo para no padecer la típica incomodidad de estar solo ahí. Y como no podía ser de otra manera, recurrí al celular! (¿Acaso vos nunca simulaste leer o escribir un mensaje de texto mientras estabas solo esperando algo o a alguien? ¡Vaaamos! ¡Todos sabemos que esa es otra de las funciones favorables que nos obsequió la tecnología!).

La segunda apelación al entretenimiento fue sacar un libro que llevaba en el morral y ponerme a leer. Como era de esperar, con la extensión panorámica de mi vista detecté como la señora de al lado se inclinó reiteradas veces para intentar colarse a mi lectura. (¡Esto no sucede solo en los ómnibus, siempre hay alguien que chusmea lo que lees! Siempre tuve ganas de dejar algo escrito en una página de un libro, tal como: "déjese de leer mis cosas", para abrirlo en estas ocasiones y exhibírselo disimuladamente a esas habilidosas del reojo).

La lectura se hizo imposible de seguir cuando la niña del otro costado, de unos ocho o nueve años, inició su ataque de aburrimiento (y me atrevería a decir que de "hija única"), diciendo una y otra vez: "Estoy aburrida, Papaaá" y añadiendo saltos, pataleos, y demás movimientos coreográficos... hasta lograr el hastío de su padre. Éste le pedía que bajara la voz, y ella hacía lo inverso. El señor empezaba a fastidiarse, pero lo contenía porque estaba en público y sabía que ese era su momento de protagonismo (quizás no el que hubiese elegido). En un breve instante dejó de mirar a su hija y se encontró con los ojos de un espectador sobre él. El sujeto cambió inmediatamente la dirección de su cabeza y evadió el careo, confrontando finalmente con mi cara levemente sonriente, a lo que respondió con un gesto de lamento elevando ambas cejas.

En el sillón de enfrente había una mujer, rendida sobre el cuero, durmiendo y soñando quién sabe que cosa y con un GRAN detalle: su boca abierta y casi encima del señor aledaño. (¡No me hubiese gustado ser la persona que estaba sentada a su lado y menos a esas horas de la mañana!).

Al rato de estar allí, comienzan a establecerse relaciones. Se escucha a una señora, de esas que les gusta charlar, que le cuenta a otra acerca de las ventajas de ser de la Española, y la que estaba a mi lado me pesca observándola. Pronta, y sospecho que a la espera de ese momento, me pregunta si sé algo de Reiki. Me cuenta de su desempeño en esa materia y me obsequia una tarjeta para cuando quiera "iniciarme" (¡Ese fue el término que usó!).

En el otro sillón había una muchacha de unos veinte años, que estaba llorando silenciosamente. Y ahí todos cambiaron nuevamente el foco de atención. Inclusive escuché un murmullo femenino: "Capáz que está embarazada o tiene algo malo" (¡Como si fueran dos temas con el mismo grado de preocupación!). Una voz maculina, casi cortante, dijo: "vaya a saber uno".

"¿Por qué número van?" me dice un abuelo que hacía rato venía preguntando lo mismo, pero alternando los entrevistados. "Por el cinco", digo yo y me doy cuenta que me quedan pocos minutos para cambiar de escenario y que termine la función. La enfermera: "Nicolás Bermúdez" (uh! ¿?¿? Sí, yo! Nunca me llaman por el segundo nombre)... "Pase al consultorio 3". Y hasta el camarín 3 caminé.

[Miro el reloj: 10:38]

¡¡¡Así es señores... la sala de espera, desespera!!!

15.2.09

Llamado a la solidaridad


Lamento haberme ausentado algunos días pero un drama familiar me ha obligado a hacerlo. He estado bastante ocupado y angustiado por un acontecimiento que ha sacudido el clima de paz familiar. Días atrás se extravió Hermenegildo, el abuelo del preescolar jubilado (¡mi querido abuelo!). Desde su desaparición hemos estado buscándolo por todos lados, y no quiero decir "por cielo y tierra" pues no queremos toparnos con la dura y traumatizante posibilidad de encontrarlo en el cielo o talvez enterrado... (¡Carajo! Ahora que lo digo, me pongo a pensar en eso de buscar a alguien por "cielo y tierra" y me pregunto: ¿No hay otra expresión más esperanzadora que esa para decir que se busca desesperadamente a alguien?).

La triste noticia la recibí un sábado por la mañana a través de un sms que él mismo envió, diciendo: "nieto qrido, me prdí. tqm.". (¡Sí! ¡Escribe como un pibe de 15 años, pero tiene 81!) En ese instante empezamos a llamarlo, pero fue en vano, porque es sordo y el parkinson no le permite distinguir la vibración del celular. Nunca entendí por qué no regaló ese celular 3G que ganó con la rifa de arquitectura el año pasado. Seguramente no lo hizo para creer que teniéndolo estaba desquitando parte de todo lo que ha pagado por esas rifas durante los últimos 20 años.

Sospechamos que se fue enfadado porque mi madre no le compró un Puf con ruedas y luces de colores, o quizá se peleó con su novia y fue tras ella. El problema es que tampoco sabemos hacia donde fue ella. Tenemos una leve idea de que esté en Punta, porque ella es BARMAN (bua... BARWOMAN!) en un bolichín de una tal NANA (¡dije "Nana" y no "Naná!". Así que lean bien y no piensen mal!).

En fin, no quiero atosigarlos con este asunto pero quiero apelar a su solidaridad y si lo llegan a ver por favor ofrézcanle un Pico Dulce y lo tendrán de su lado. No tiene buen caracter, pero con eso seguro lo conquistan! Y llámenme enseguida.

El día de su desaparición llevaba una camisa a lunares, y un chupín amarillo. Se llama Hermenegildo, pero los amigos le dicen: "GGGIL-DO". Cualquier pista será de gran ayuda y realmente apreciada.